jueves, 31 de julio de 2008

Seguridad Ciudadana


Un día como el de hoy, me despierto de perfil muy bajo. La culpa la tiene una decisión empresarial que da con mis ilusiones al traste, una vez más, van unas cuantas ya…

Siempre que me encuentro así acudo a ver a mis padres, no les cuento nada, pero su simple compañía ya es un impulso de superación. Ellos tuvieron que lidiar con muchas crisis, sin duda mucho mas graves y con menos medios para salir de ellas. Son una imagen viva de una España que sacaba adelante a los suyos en base al trabajo y sobre todo en base a la renuncia a la vida propia a favor de nosotros, sus hijos.

Tras años de duro esfuerzo, esos padres lograron comprarse una casita en uno de los municipios de este país. En ella llevan viviendo cerca de 18 años, y a ella se han acercado ya en tres ocasiones a robarles. Pese al incremento de medidas de seguridad, los cacos siempre saben mas y entran. Digo yo que no serán los mismos cada vez, porque robar a quien casi nada posee carece de sentido. Una bicicleta estática, una almohadilla térmica, un ordenador, un vespino viejo cuya misión es ayudar a unas piernas muy cansadas. Botin de un saqueo que no alimentará ningún bolsillo, pero que su existencia ha dejado no solo el susto sino también una normal preocupación. En los tres casos, la Policía nos comunicó que el modus operandi se correspondía con el utilizado por bandas del este.

Hoy están en un viaje que les he pagado, se lo merecen. Yo he trasladado los pasos hacia su casa, por ver que todo estaba en su sitio. Al marcharme, en la puerta me encuentro dos ciudadanos que parecían ser del este europeo. Un coche ya viejo, una maleta metálica, muy similar a las utilizadas para transportar herramientas… Vuelta a los fantasmas del pasado. Miedo, desconfianza, imágenes de televisión de apresamiento de bandas del Este.. Coctel de cada día.

Desde la misma pantalla se nos dice año tras año que se extremen las medidas de seguridad en verano. No dejar las persianas bajadas, conectar la radio a un interruptor con reloj, pedir a un vecino que nos recoja la correspondencia y si vemos algo sospechoso, acudir a las fuerzas de seguridad del Estado. ¿no?

Eso mismo he hecho yo. Coger la matrícula del coche, ir a la Policía Local y comunicar (no denunciar) lo que había visto y lo que me parecía.

Muy atentamente me ha atendido un agente de este cuerpo, quien se ha tomado nota al tiempo que me anunciaba que un coche de este cuerpo se daría un paseo por la zona, tratarían de identificar a los ciudadanos y tratarían de averiguar si había algo fuera de la ley.

Así ha sido, al rato han llegado -ojo al parche- dos patrullas de Policía Local y otra de Policía Nacional, con un total de 8 efectivos entre los dos cuerpos, increible !!. Personalmente agradezco ese interés tan desmesurado, sobre todo tratándose de una sospecha -razonable o no, pero una sospecha- . Uno de ellos se dirige a mi levantando la voz, diciendo que no tiene sentido mi advertencia, que “porque Ud. haya notado que son del Este, no tienen porqué ser delincuentes. Yo tengo familiares de allí y no son delincuentes”

Que yo sepa no he llegado a decir en ningún momento que lo fueran, no soy quien a juzgar a nadie por su aspecto, pero con los antecedentes descritos en los que en tres ocasiones reventaron la puerta para robar, sinceramente ya se me agotó la buena fé.

Puedo ser tachado por esto de racista, xenófobo o cualquier otro calificativo que se me quiera aplicar, eso si, en el caso que los propietarios del vehículo sean personas que no se dedican a la execrable actividad del robo.
Pero, dándole la vuelta a la tortilla, ¿y si se comprueba que esa es su ocupación?, entonces no sería un racista ni un xenófobo, sería un ciudadano ejemplar, que ha colaborado con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la detención de estos ciudadanos. ¿Dónde está la frontera entre un caso y el otro? En ambos casos, la persona que escribe es la misma, con sus miedos, con sus neuras y con sus aciertos y virtudes, la misma. Para mi solo pasa por ser una persona equivocada o acertada.

Desde mi punto de vista, el despliegue es exagerado. Si querían dar la nota, la han dado. Hubiera sido mucho más prudente que vinieran un par de motociclistas y asunto resuelto. Si alguna virtud tienen los efectivos que han venido a ver que pasaba, no era la discreción.
La conversación que he mantenido con uno de ellos se podía escuchar sin problemas a varios metros de distancia, los suficientes para que casi toda la calle se enterara. Pese a pedir a mi interlocutor que no elevase el tono, aquel me contesta que “mi voz es así, yo soy de Asturias y en aquella tierra bebemos mucha sidra, que nos dá mucha fuerza de la uva..” . Impactante!

La próxima vez no se qué haré. Lo mas seguro es que tome unas fotografías y a esperar que nos vuelvan a entrar. Así, cuando haga la denuncia y me pregunten si sospechaba de algo o de alguien se las enseño. A continuación el agente que se encargue de redactar la denuncia me recordará con cara de sorpresa aquello de “ por qué no vino antes a decírnoslo, si lo hubiera hecho, esto no le habría pasado”. No es una suposición, es lo que me dijeron hace exactamente un año, cuando entraron, nos destrozaron algunos enseres y nos robaron. Todo un clásico. Al final, el malo soy yo, tanto por acción como por omisión.

sábado, 5 de julio de 2008

La nueva España



La nueva España es aquella que, una vez pasada la final de la Eurocopa, ha salido a las calles de nuestro pais bandera roji-gualda en mano, sin ningún temor de ser tachados de fascistas o transnochados de un régimen que ya solo queda en los libros de Historia.

Por esa bandera se sufrió y se ganó en épocas pretéritas. Durante gran parte de la transición algunos nacionalismos han querido romperla en mil pedazos.

Viajando por el extranjero veo que los franceses valoran su insignia y se identifican con ella, los ingleses, los alemanes, los italianos, los belgas, los suizos... Todos menos nosotros, eso si, hasta el pasado domingo en el que nos hemos subido a un carro que solo entiende de triunfos y en el que no han querido viajar los nacionalismos.

Juan Mª Bandrés, decía que " el nacionalismo se cura viajando". No le faltaba razón. Como tampoco le falta un ápice a los mayores del lugar que afirman que "antes teníamos una administración, que iba mal, pero iba. Ahora tenemos 17+51 administraciones más, sin contar con los agresivos ayuntamientos. Hay que sacar dinero para que todos estos coman".
El legado que nos queda tras la eurocopa es ver al presidente del gobierno viniendo a decir en su televisión amiga que es el triunfo de los de su generación. En fin, a ver si por fin podemos decir los españoles que lo somos, sin que nos sellen de lo que otros fueron.

La bandera, un trozo de tela pintado para algunos, representa a muchos. Quiero pensar que la consecución de éxitos políticos y mediáticos nos haga regresar a las cuestiones que nos unen como el idioma, el tercero más hablado en la Tierra, por detrás del inglés y a años luz del Chino mandarín. Será cuestión de ponerse las pilas.